“La Ley de Semillas es una estrategia para colonizarnos con transgénicos”

AS-PTA/ Brasil –

Por Claudia Guimarães –

Jorge Irán, da Unag (Unión  Nacional de Agricultores y Ganaderos), organização da Nicarágua parceira do Projeto Alianza por la Agroecología,  relata a luta dos agricultores em defesa das sementes nativas e denuncia a Lei de Sementes atualmente em tramitação no Congresso do seu país, como uma “estratégia para nos colonizar com os transgênicos”.
Segundo ele, entre os desafios enfrentados pelos pequenos agricultores, está o fato de que ainda prevalece em setores do Estado, do empresariado e inclusive da academia uma “visão que associa o uso das sementes nativas com a pobreza e o atraso”. Na sua opinião, esta visão está refletida no atual projeto de lei, “que propõe até a penalização pela guarda e intercâmbio de sementes nativas”.
Apesar de tudo isso, ele lembra que tem havido avanços, citando o trabalho desenvolvido há 15 anos pelo Programa De Campesino a Campesino, de promoção de estratégias locais de soberania alimentar, a campanha por uma Nicarágua livre de transgênicos e a formação da Aliança Sementes de Identidade. “Porém, ainda há muito trabalho por fazer. Para isso, precisamos de constância e paciência”, resume Jorge Irán.

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Jorge Irán Vásquez (foto arriba), de la UNAG (Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos), organización de Nicaragua socia del Proyecto Alianza por la Agroecología, relata cómo está siendo manejado en su país el tema de las semillas criollas y explica los desafíos planteados por la Ley de Semillas, actualmente en análisis en el Congreso

 

 

 Cuál es la situación en Nicaragua respecto a los transgénicos?

– Actualmente hay un repunte del tema, aunque hayan instituciones del Estado que hablen de agroecología y promoción de las semillas criollas. Es curioso que, en el Plan del buen gobierno”, una de las estrategias para promover la agricultura sea el uso de transgénicos y a la vez en el mismo párrafo de este se hable de agroecología…

Hay sectores que abogan por el ingreso de transgénicos al país, sobre todo en los tres últimos años en que hubo sequía, y lo promocionan como una “alternativa” al cambio climático.

Nosotros proponemos justo lo contrario. Pensamos que la mejor manera de mitigación a los cambios climáticos es la protección de los recursos genéticos y de los conocimientos tradicionales, y que debemos restringir la entrada de los OGMs (Organismos Genéticamente Modificados) al país, apelando al principio de precaución.

De qué manera los campesinos nicaragüenses están enfrentando el tema de los transgénicos?

– De muchas maneras. Por ejemplo, en el ámbito del programa De Campesino a Campesino se inició hace más de 15 años la promoción de estrategias locales de soberanía alimentaria a través de la defensa de las semillas criollas y a la vez acciones en contra los transgénicos, paralelo a la lucha sostenida  de la Alianza por una Nicaragua libre de transgénicos.

Posteriormente, pasamos a aportar en la conformación de la Alianza Semillas de Identidad, que aglutina a redes y gremios campesinos nicaragüenses. Esta Alianza trajo al debate público temas como la promoción de ordenanzas municipales, el establecimiento de municipios libres de transgénicos y el manejo de la biodiversidad agrícola local, entre otros.

En el marco de la Alianza Semillas de Identidad hemos impulsado campañas contra los transgénicos, foros para sensibilizar a los tomadores de decisión, ferias locales y nacionales para llegar a los consumidores. También hicimos esfuerzos para el rescate de alimentos ancestrales, programas y cuñas radiales y hemos presentado mociones para mejorar la propuesta de Ley de Semillas, entre otras iniciativas

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Cuál es la situación en relación a la producción de semillas?

– En nuestro país conviven dos sistemas de producción de semillas: uno formal, que produce semillas mejoradas y el otro representado por el sistema local, en manos de los pequeños productores, que en su mayoría usa las variedades criollas y acriolladas.

De acuerdo a cifras oficiales, el 75% de la siembra de granos básicos es realizada con semillas criollas y acriolladas, producida por los propios agricultores.  Y alrededor del 10% de los agricultores usan semillas mejoradas. En el caso de semillas de otras especies, como hortalizas, estas provienen en un gran porcentaje de países como Estados Unidos, México, Guatemala, Italia y Holanda.

Hay que destacar que en el 2005 se aprobó el ingreso de maíz amarillo transgénico para la alimentación de animales (pollos). Cuando preguntamos a representantes del sector que importa este maíz el porqué de esta compra, ellos dicen que lo compran por el costo y no consideran el daño que pueda causar. A pesar de que hay leyes que regulan la introducción y el manejo de estos materiales, obviamente siempre existe el riesgo de la contaminación por los transgénicos.

En los últimos años se ha dado otra situación que crea desconfianza del pequeño productor con respecto a las semillas mejoradas: su dudosa procedencia. No han sido mejoradas pero se venden como tales. Este elemento crea mucha desconfianza, aunque hay que reconocer que las autoridades competentes han tratado de solucionar esta situación con un mayor control.

Como es visto el uso de semillas criollas?

– En Nicaragua ha prevalecido en ciertos sectores del Estado, empresarial e incluso de algunos de la academia, una visión que asocia el uso de semillas criollas con la pobreza y el atraso. Cuestionan su utilización con el argumento que las semillas deben ser homogéneas y que su diversidad va en contra de la calidad. De igual forma se critican la capacidad y la práctica de las familias campesinas de guardar semillas de una cosecha a otra, sobre todo es mal visto por estos sectores el libre intercambio de semillas.

Estas posiciones se recogen en la Ley de Semillas, la que actualmente está estancada en el Congreso.

Cuál es su análisis de esta ley?

– Esta ley es una estrategia montada para colonizarnos con las semillas mejoradas y con el sistema que implica su uso. Se pretende tratar un sistema local que ha funcionado por generaciones, de la misma forma que se maneja el sistema convencional de producción de semillas certificadas. Quien la defiende ve el universo de personas que usan semillas criollas como un mercado potencial para sus semillas y sus agroquímicos.

Pero es importante aclarar que no estamos en contra de las semillas certificadas. Nuestra lucha es para que se reconozca que existen dos sistemas de producción. No aceptamos que el sistema agroecológico de producción de semillas criollas y acriolladas sea excluido. Al contrario, queremos que se reconozca el sistema local de semillas, que es el que mantiene la diversidad. Queremos que este sistema sea público y no marginal.

Como están las discusiones sobre esta propuesta de ley?

– Se intentó apurar su aprobación, pero en algún momento ese proceso se detuvo. Hoy el análisis de la ley está detenido por las apreciaciones que estamos dando y por las elecciones presidenciales, que van a ocurrir en noviembre de este año.

En este tiempo, han habido conversaciones con diputados y otros representantes políticos. Pero lo que se intuye, aunque se hable de la agroecología y de la importancia del rescate de semillas criollas, es que todavía hay sectores muy fuertes influenciando el pensamiento en pro de un enfoque convencional. De hecho, hay grandes intereses económicos involucrados en este debate.

Estamos preocupados, por ejemplo, con la posibilidad de que en esta ley se incorpore el tema de las semillas criollas simplemente con el objetivo de regularlas. Hay que destacar que entre otros aspectos negativos, ella penalizaría el intercambio y el resguardo de las semillas criollas y acriolladas.

Una cosa es el reconocimiento de su importancia y otra – muy distinta – es hacer desaparecer nuestro sistema local de semillas criollas. Por esto, se llegó a proponer que en esta ley se eliminara el tema de las semillas criollas, para que no se tenga las semillas normadas. Para nosotros es claro que, como está planteada esta ley, sí se defiende un control de las semillas criollas, lo que traería el riesgo de pérdida de autonomía por parte de las familias campesinas.

Cuáles son los puntos de mayor polémica en esta ley?

– El tema de los transgénicos es la manzana de la discordia, a pesar de que en nuestro país la gente está más preocupada por el día a día. Los posibles problemas de salud, debido al consumo de productos transgénicos, no les preocupan tanto… Por esta razón, los consumidores no se pronuncian mucho y esto nos hace vulnerables ante un universo de consumidores no muy conscientes de los riesgos que representan los OGM. Para nosotros otro elemento sumamente polémico es la prohibición del libre intercambio de semillas criollas y acriolladas, como ya mencionamos.

En su opinión, qué medidas deben ser tomadas para cambiar este cuadro?

– Cómo ya lo hemos planteado desde la Alianza Semillas de Identidad, “nuestra mejor medida de adaptación ante el cambio climático es el estudio y revaloración de nuestro patrimonio genético”. Es necesario defender la soberanía alimentaria a través de la protección de nuestros recursos genéticos y el conocimiento asociado, y restringir la entrada de OGMs al país.

También es muy importante fortalecer los marcos normativos locales, donde los campesinos han tenido intervención. Los logros que hemos obtenido en la defensa de las semillas criollas y acriolladas son muy importantes. Hay posiciones que con el tiempo han ido evolucionado, con los agentes de cambio, como la academia. Sin embargo, hay mucho trabajo por hacer. Para eso, necesitamos constancia y paciencia.

 

 

 

 

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