“Nos quemaron el santo Maíz que Dios nos había dado”

 

SIMAS/Nicaragua –

Por Martín Cuadra –

Concluidas las visitas a la experiencias de productores y productoras agroecológicos, nos reunimos con familias indígenas y campesinas de la aldea Choatalúm, con quienes compartimos su vivencias y experiencias. Ahí conocimos a María Magdalena Castillo, mujer indígena que vive en la aldea y es sobreviviente del conflicto armado en Guatemala. María nos cuenta su historia, una historia llena de dolor, sufrimiento, pero también cargada de fe y esperanza.

“Agradecer su presencia por esta visita a nuestra aldea. Lo que les voy a contar es parte de lo que sufrí, pero también es el sentir de mucha familias que le tocó ver mucha muerte y violencia.

En Guatemala hemos pasado y sufrido dos episodios difíciles: el terremoto del año 1976 y la guerra de los años 80 y 90. En ese tiempo era joven, de 19 años. Antes del terremoto todo era sano, todas las familias éramos pobres, pero teníamos nuestras cositas. Con el terremoto se destruyeron nuestras viviendas. Desafortunadamente, después del terremoto, nos tocó vivir todo el tema de la violencia. Los que estamos acá, queremos compartir nuestras experiencias, situación que no solo se vivió en nuestra aldea, sino a nivel nacional, donde se vivió de manera diferente.

El terremoto de Guatemala de 1976 fue registrado el miércoles 4 de febrero de 1976, tuvo una magnitud de 7.5 grados en la escala de Richter. Según las estadísticas, fallecieron veintitrés mil personas, setenta y seis mil resultaron heridos y hubo más de un millón de damnificados. El terremoto se produjo durante la noche cuando la mayoría de la población se encontraba durmiendo dentro de sus casas. Esto ha contribuido al elevado número de víctimas y sucedió en plena guerra civil que abatió al país entre 1960 y 1996.

Aproximadamente 258.000 casas fueron destruidas, dejando a cerca de 1,2 millones de personas sin hogar. Entre los departamentos afectados Chimaltenango, Chiquimula, El Petén, Guatemala, Izabal y Sacatepéquez al igual que muchos pueblos y ciudades. Tomado de Wilkipedia

Del terremoto a la violencia del ejército

En 1996, se firman los Acuerdos de Paz entre el Gobierno de Guatemala y la URNG que puso fin al conflicto armado que que dejó consecuencias irreparables en la vida de la población, especialmente para la población indígena y campesina, que significo la pérdida de vidas humanas y las violaciones a los derechos humanos.

“En la aldea de Choatalúm, nosotros, nuestra gente fue arrasada por el Ejército y el Estado de Guatemala y casi lograron exterminar nuestras vidas. A mi esposo el Ejército se lo llevó un cinco de septiembre de 1981, nunca más lo vimos y quedé sola con mis tres hijos. Recuerdo que para esos días, el Ejército nos reunió a toda la aldea en la iglesia católica y nos dijeron que si nos portábamos bien, nada nos pasaría, nada. Mirábamos a los soldados bien armados y teníamos miedo. Ellos decían que nos venían a cuidar, pero cada vez fueron desapareciendo más personas.

El 12 de enero a las dos de la mañana hubo una masacre. Muchas de nuestras familias tuvimos que huir a la montaña para escondernos y evitar que nos mataran. Ahí no teníamos qué comer, comíamos lo que encontrámos: plátanos crudos, hiervas crudas… Al volver vimos nuestras casas quemadas y nos quedamos sin comida. Ellos – Ejército- nos quemaron el Santo Maíz que Dios nos había dado. El Ejército llegaba a nuestra casas y arrasaban con todo. En ese tiempo se instaló un destacamento militar en la aldea. Aquí teníamos miedo de ese comando. Esto sucedidó en 1981-1995.

Años después, al finalizar la guerra aún estámos reclamando justicia. Nos hemos organizado para pedir justicia al Estado para que nos resarciera justicia por las pérdidas. Para ello nos movilizamos al Palacio Nacional a pedir justicia. El reclamar nuestros derechos fue posible a la organización, el estar organizados nos dio la fuerza para demandar resarcimiento económicos por las perdidas humanas, de nuestros hogares… Hemos tratado la manera de buscar nuestras víctimas en la montaña, enterrados y algunas familias lograron exhumar los restos de sus familiares…Perdimos esposos, abuelos, abuelas, hijos…Hoy tenemos la esperanza de seguir adelante y ustedes nos dan ánimo, todavía nos falta avanzar y mejorar nuestra organización. Nuestra historia está llena de huérfanos, viudas, esto no alcanza para conocer en un día”, finalizó Castillo.

Por la justicia alimentaria

Francisco Canto, técnico de FUNDEBASE y que atiende a las familias en la zona, explicó que después del conflicto armado la comunidad Choatalúm se fue organizando por el acceso a la justicia y por la justicia alimentaria.

“Con los acuerdos de Paz firmados en 1996, se puso fin a al conflicto armado interno que enfrentó a las y los guatemaltecos …la aldea le dio seguimiento a la sentencia impuesta ante un comisionado militar oriundo de la región que fue señalado por crímenes de guerra y fue condenado a cadena perpetua por los crímenes cometidos”, dice Canto.

“Hoy la gente está en lucha para demandar justicia alimentaria y por eso se trabaja en fortalecer la propuesta de agricultura sostenible con enfoque de desarrollo humano. Muchas familias trabajan la agricultura sostenible como propuesta de vida, pero hace falta masificar”, finalizó Canto. FUNDEBASE, apoya a las familias con proyectos productivos y participa como organización socia de la Alianza por la Agroecología.

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